Con la gasolina batiendo récords históricos cada
semana, ha llegado la hora de estudiar y poner en práctica modos razonables de
gastar menos combustible. Pululan por Internet infinidad de páginas donde se
dan decenas de trucos, algunos de dudosa eficacia, para visitar lo menos
posible las estaciones de servicio. La pregunta que el automovilista se hace es
si esos consejos que desinteresadamente regalan los internautas valen para algo,
o son un simple placebo sin demasiado impacto en el consumo real y
que, a cambio, ocasionan grandes molestias o gastos extra.
Antes de nada hay que tener en cuenta un elemento principal
que casi nadie toca. Cada modelo de coche es distinto, es decir, que entrega la
máxima potencia en un punto diferente del par motor. Por lo tanto, nadie
mejor que el propietario sabe cómo se comporta su coche. Por el uso diario
conoce cuánto consume en según qué circunstancias y, si de verdad quiere
ahorrar, a estas alturas ya habrá tomado las medidas individualizadas a su
automóvil y el tipo de recorrido que hace.
Hay, no obstante, un abanico de recetas que no fallan
en ningún automóvil y que no cuestan ni un céntimo. El que quiera estirar
al máximo el depósito debería ir planteándose adoptarlas.
1.- Evite acelerones
y frenazos
La segunda Ley de Newton tiene mucho que ver con el mundo
del automóvil. La fuerza con la que un coche se mueve es igual a la masa por la
aceleración. Si reducimos cualquiera de las dos segundas hará falta menos de la
primera y, como consecuencia, una cantidad de combustible menor. Si evitamos acelerar
de golpe el coche se moverá más lentamente, pero gastará bastante menos,
hasta un 20% menos.
Lo mismo puede decirse de los frenazos. Cada vez que
echamos el pie sobre el pedal estamos desperdiciando energía que, momentos
antes, hemos generado con gasolina. Éste el es principio sobre el que se
construyen algunos vehículos híbridos que recuperan energía en la frenada. Y el
ahorro de gasolina no es la única ventaja. Si huimos de los acelerones y los
frenazos gastaremos menos pastillas de freno y el motor durará más
tiempo. Todo son ventajas y casi ningún inconveniente.
2.- Apague el motor
en los atascos
Contra la creencia popular, un motor en punto muerto
gasta gasolina. Permanecer parado gastando gasolina es de las cosas más
estúpidas que podemos hacer a bordo de un automóvil. Si la parada es breve no
compensa apagar el motor porque al arrancarlo se produce un pico de consumo.
Pero si ésta es larga compensa de sobra. Y por larga ha de entenderse más
de un minuto en un atasco de tráfico o parados esperando a alguien.
Las kilométricas retenciones a la entrada de las grandes
ciudades son un desfile de coches parados gastando gasolina, un absurdo que
sólo explica el desconocimiento por parte de los conductores de algo tan
elemental como que, insistimos, un motor en punto muerto gasta gasolina.
3.- Compare precios
En España el precio final de la gasolina es puesto por las
empresas petroleras y no por el gobierno. Aunque, por lo general, la horquilla
de precios no es muy amplia hay diferencias entre unas y otras. Como es
imposible mantenerse al día de la "cotización" de la gasolina en las
más de 7.000 estaciones de servicio españolas, Internet echa una mano a
los automovilistas.
Hay muchas páginas web que dan información actualizada del
precio de la gasolina en cada una de ellas. Un último consejo. Si no tiene
Internet a mano, los profesionales del transporte que se pasan el día
en la calle o en la carretera se saben los precios de memoria. Allá donde
haya taxis, camiones o furgonetas repostando es que la gasolina es
algo más barata.
4.- Retire los
accesorios y controle el peso
A no ser que sea estrictamente necesario retire los
accesorios exteriores del coche. Las bacas, los baúles, los portaesquies o
los portabicicletas disparan el consumo. Y esta vez no es tanto por la
segunda Ley de Newton como por el coeficiente aerodinámico. Una baca
cargada de equipaje sobre el techo ofrece resistencia al viento, resistencia
que habremos de vencer gastando más gasolina para mantener idéntica velocidad.
Respecto al peso sí que tenemos que volver al padre de la
física. Cuanto más aumente la masa del vehículo más combustible necesitará el
motor para imprimirle la fuerza necesaria para moverse. No cargue más
equipaje que el que vaya a usar y evite convertir su coche en una
improvisada furgoneta. Su bolsillo se lo agradecerá.
5.- Abra las ventanas
en ciudad y ponga el aire acondicionado en carretera
Los veranos en España son calurosos y un viaje sin aire
acondicionado puede convertirse en un suplicio. Los compresores de aire acondicionado
gastan gasolina, pero la otra opción, es decir, abrir las ventanas, es
peor. Por un lado, el aire caliente que entra por la ventana no refresca
precisamente, por otro, a partir de cierta velocidad una ventana abierta
consume más que el aire acondicionado encendido.
En ciudad la cosa cambia. Cuando estamos parados o
circulando a poca velocidad es el aire acondicionado el que supera en consumo a
la ventana abierta. Téngalo en cuenta y mire si le compensa pagar por estar
fresquito.
6.- Vigile la presión
de las ruedas
Los neumáticos tienen una presión idónea que no debe
ni sobrepasarse ni quedarse corta. Esa presión está impresa sobre el
neumático y, si se quiere optimizar el rendimiento del vehículo, hay
que vigilar que sea la correcta. Una presión baja hará que la superficie
de rodadura y, por lo tanto, de rozamiento sea mayor traduciéndose
esto en un mayor esfuerzo que tiene que realizar el motor y, como corolario, un
mayor consumo de gasolina. Una presión alta no afectará al consumo,
pero sí a la duración de los neumáticos, que no son precisamente baratos.
7.- No se revolucione
El cuentarrevoluciones de su coche no está ahí de adorno, le
ofrece una información valiosísima. Nos indica cuántas veces gira el motor
en un minuto. Como los motores de explosión giran quemando una mezcla de
combustible y aire, cuanto más vueltas den, más de los dos ingredientes
consumen. En España la mayor parte de los coches son de cambio manual, lo cual
es una ventaja porque permite al conductor seleccionar el régimen de giro que
quiere imprimir al motor.
Lo ideal para cambiar de marcha es hacerlo a unas
2.000-2.500 revoluciones en los motores de gasolina y a unas 1.500-2.000 en los
de gasóleo. Si evitamos que el motor gire más de la cuenta el ahorro de
combustible será inmediato. Y todo por una cuestión muy simple: entrará menos
gasolina en el cilindro y el depósito nos durará más tiempo. Un consejo este
último realmente útil que debería ser el primero que aplique si lo que desea es
ahorrar gasolina.
Muy interesante. Muchas gracias.
ResponderEliminarChabela.