Es hora de exigir un Referendum para votar si botamos al Gobierno que nos asfixia. Hay
muchas razones para hacerlo, pero la primera y más importante es el secuestro efectivo de la actividad
democrática en España. Puede parecer dura la afirmación, pero en las líneas
posteriores explicaré la misma.
Hoy en el diario italiano La Republica, citaban a Lichtenberg para explicar la situación del
Gobierno actual de España: “Las más
peligrosas de las mentiras, son las verdades ligeramente deformadas”.
¡Cuánta razón tenía el minusválido científico alemán! Lo que está ocurriendo en
el partido del Gobierno no tiene parangón. Hoy en día los ciudadanos debemos de
tener a mano la posibilidad de acudir a los organismos públicos de control –los
tribunales-, con objeto de poder denunciar si los partidos políticos cumplen o
no sus promesas electorales. En caso contrario nos veríamos como en la Alemania
de los años 30, en la que subió al poder unos de los tiranos y dictadores más
sanguinarios de la historia contemporánea. Ese individuo se llamaba Adolf
Hitler. No hay que olvidar, que Hitler llegó al poder de forma democrática. El
señor –en este caso Rajoy- que cambia tan radicalmente sus promesas
electorales, debe de convocar inmediatamente un referendum o unas elecciones
generales. ¿No era el PP el que iba a levantar a una España que estaba rota y
destrozada? ¿No era el PP –González Pons dixit- el especialista en crear
puestos de trabajo por arte de magia?
Ayer escribí sobre el desmantelamiento del Estado del
Bienestar -léase el artículo aquí- por la aplicación del auténtico
programa del Partido Popular, pero las cosas van –política y
democráticamente hablando- mucho más allá. El Gobierno de Rajoy, en siete
meses, lleva unos 20 decretos leyes promulgados sin pasar por el Parlamento.
Por si fuera poco, los resultados de estas normas de urgencia no están surtiendo efecto; más bien todo lo contrario.
A su vez, la idea constitucional del decreto ley, es la de la Urgente Necesidad, característica que
según mi entender, no se está cumpliendo. La Constitución española se está
demoliendo, curiosamente por aquellos a los que se les llenaba la boca al
hablar de la misma en casos tales como el matrimonio homosexual.
Hoy en día se está hurtando a la sociedad española, la
esencia de la democracia. De ahí mi aseveración de que la democracia se
encuentra secuestrada. Por más señas, se la está secuestrando de forma cínica y
autoritaria. Las imágenes del Congreso de los Diputados, tomado y rodeado por las Fuerzas de Seguridad del Estado eso
indican. El desfalco democrático que
está haciendo el PP, es inenarrable.
Vallas, caballos, decenas de policías, calles acordonadas y
cerradas ofrecen una imagen al ciudadano y al mundo, de cuasi estado de sitio.
El currito de a pie, lejos de sus representantes. La casta es mucha casta. Da
la sensación que el ciudadano es el
enemigo. El ciudadano es el elemento
de peligro. Pero todo este montaje está dentro de la política de
comunicación pepera: ¿Cómo sería
analizada internacionalmente una fotografía del Presidente del Gobierno Mariano
Rajoy, acosado por sus ciudadanos? Lo
saben –los de la gaviota-, y por ello intentan eludir actos en los cuales puede
darse. Díganme si no, ¿por qué se adelantó sin previo aviso el cierre de un congreso
del partido? ¿Por qué se anulan comparecencias públicas del máximo mandatario
político? ¿Por qué cada vez más está restringida la agenda de apariciones
públicas? La situación es muy complicada y los de Génova 13, se encuentran en
máxima alerta.
Estamos ante una política de puertas blindadas, no vaya a ser que los borregos se nos escapen
del redil. Los borregos somos los ciudadanos. Al igual que en el franquismo, el
“no sabe con quien está usted hablando”
y el “se va a enterar usted de quien soy
yo”, son frases no dichas, pero si teatralizadas por su comportamiento.
Solo hay que recordar el tristemente famoso “que
se jodan”.
La democracia no peligra por escuchar las protestas.
Precisamente peligra por no escucharlas. Además, escucharlas va en su sueldo,
sueldo y prebendas que tan generosamente les pagamos entre todos. Estamos
inmersos en una involución ideológica brutal, basada en el autoritarismo
punitivo. Hay miedo a la libertad, hay miedo a la ciudadanía, hay miedo a la
discrepancia, y desde el momento que triunfo el miedo, muere la democracia. Si
tantos temores tienen, ¿tendrán limpia su conciencia?
Haciendo lo contrario de lo que prometió, el Gobierno de
Rajoy, se deslegitima de forma absoluta y radical. Por eso debemos de exigir un
referéndum, o unas elecciones generales, que servirían para aclarar el panorama.
Para terminar, volveré a citar a Lichtenberg que define
perfectamente lo que hace el Gobierno: “Hay
una clase de hueca habladuría que, a través de expresiones novedosas y
metáforas insólitas, da la impresión de ser sustanciosas”. Y dedicada a
Mariano Rajoy: “A lo más a lo que puede
llegar un mediocre es a descubrir los errores de quienes lo superan”. Por
último y como resumen: “Cuando los que
mandan pierden la vergüenza, los que obedecen, pierden el respeto”.
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