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¡Pero que castiza soy, mecachis! |
Estimada
Lideresa: Aún la recuerdo saliendo
por patas del hotel Intercontinental de Mumbay. Ahora -parece ser-, es usted la abanderada de la cruzada contra las aficiones del Athletic Club de Bilbao y del Fútbol Club Barcelona. Sus declaraciones fuera de tono sobre la final de la Copa del Rey de fútbol, recuerdan a la
táctica del calamar. Sí mujer, echando tinta para protegerse de sus enemigos. Que casualidad que sea usted adalid de la
españolidad, justo pocos días después del bochornoso asunto de la deuda oculta de la Comunidad de Madrid. ¿Dónde fueron a parar esos 2.000 millones de euros? ¿Calefacción del palacete donde reside? ¿Gastos sociales? No me venga con milongas y métase su soberbia por la boca, ya que es demasiado el tiempo que los madrileños en particular y españoles en general, la estamos aguantando. Todos aquellos defensores de su gestión -Federico J. Losantos, entre otros-, deben de estar escondidos en sus cavernas duchándose con la bilis que habitualmente destilan. Ahora le quiero preguntar: ¿Por qué en su Comunidad Autónoma no se cobra el impuesto del patrimonio? ¿Sabía usted que lo que se deja de recaudar es similar a los ingresos a generar por la subida espectacular del bono-metro? No la oigo protestar en los medios de comunicación por la manifestación falangista el mismo día de la celebración de la final. Preocúpese de los asuntos importantes de los cuales carece su
dominio político. Preocúpese de la educación pública y de la sanidad para todos los madrileños. A mí, usted hace muchos años que no me ofrece confianza -¿se acuerda de
Sara-Mago?-, pero creo que por las ejemplares actuaciones de los últimos días ha perdido la de muchos ciudadanos e instituciones. No hay problema, siempre saldrá su amigo Montoro -el de la voz de tiple- a echarle un capote torero que tanto a usted le gusta.
Dios guarde a usted muchos años -pero fuera de la política y las instituciones, (Ver:
Las loas de la caverna a Esperanza Aguirre) disfrutando de sus muchas posesiones, casonas y palacetes-, y que su hijo tenga un buen futuro como asesor donde asesore.
Suyo afectísimo, un ciudadano.
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