El próximo viernes 22 de marzo, dará comienzo oficialmente la Semana Santa de 2013 en Murcia.
La Semana Santa de Murcia, es una gran desconocida dentro de las celebraciones tradicionales en España. Y es una pena que sea desconocida, ya que por sus particulares características, hermosura, duración y participación ciudadana, merece estar entre las primeras del país. En lo que sí está primera es en singularidad.
La Semana Santa de Murcia, es una gran desconocida dentro de las celebraciones tradicionales en España. Y es una pena que sea desconocida, ya que por sus particulares características, hermosura, duración y participación ciudadana, merece estar entre las primeras del país. En lo que sí está primera es en singularidad.
Al contrario que en otras ciudades y poblaciones españolas, la Semana Santa murciana es alegría de la gente en las calles, es reunión de amigos que no se ven en un año, es fervor de aquellos que aguardan horas en su esquina, en su sitio, para ver pasar los pasos o guardar las sillas, es el arte de Salzillo rozando las esquinas y balcones, es el paraíso de los niños que acopian dulces, estampas y caramelos. Porque Murcia es el edén de los caramelos en Semana Santa; esos caramelos bastos, gordos, envueltos en papel tradicional, con alguna figura dibujada, que se pegan al paladar y que cuesta un riñón el poder comerlos, pero que están buenísimos, y por los que los mayores pelean con los menores en el reparto de los nazarenos. Porque Murcia es también el edén de esos pequeños recuerdos, de escaso valor material, pero elevado en sentimiento, que llena de orgullo y satisfacción a quien lo recibe, sintiéndose importante al ser elegido por uno de los acompañantes del Cristo o la Virgen de turno como destinatario privilegiado de ese obsequio tan preciado.
La fiesta empieza el Viernes de Dolores
La Cofradía del Amparo, es la primera que sale por las calles murcianas. Vestidos sus cofrades con túnicas de color azul, empieza su procesión en la iglesia de San Nicolás desde 1985, siendo de las más jóvenes de la ciudad. La Sagrada Flagelación, el Lavatorio de Pilatos, el Jesús del Gran Poder, la Virgen de los Dolores y el Cristo del Santo Amparo, son las tallas más significativas de esta procesión también conocida como la de los toreros, por el fervor y la participación de los taurinos en la misma.
El Sábado de Pasión, Murcia celebra dos procesiones y un encuentro. La Cofradía del Santísimo Cristo de la Fe, la más joven hasta el momento, porta una talla de Antonio Dorrego, de corte contemporáneo, y la recientísima imagen de Nuestra Señora de los Angeles. Ya entrando la noche, de la iglesia de Santa Catalina, sale la Cofradía de la Caridad, inundando de color corinto la noche huertana. Siete de sus ocho pasos son contemporáneos, a excepción de la María Dolorosa de Salzillo, con su puñal clavado en el corazón. A pesar de su bisoñez, pues data de 1993, esta cofradía conserva las tradiciones murcianas en cuanto a túnicas, tronos, arreglos florales y estantes.
El Domingo de Ramos es la Cofradía de la Esperanza, la que procesiona saliendo de la iglesia de San Pedro. Verde es el color de los nazarenos, y ocho son sus pasos, con especial significación para San Pedro, María Santísima de los Dolores y el Cristo de la Esperanza, todos ellos obra de Salzillo, autentico rey de la Semana Santa en estas tierras.
Es la Cofradía del Perdón la protagonista del Lunes Santo, con sus diez hermandades con sus respectivos pasos. El color magenta de las nueve primeras domina el pasacalles, siendo negro el de la última, dedicado a Nuestra Señora de la Soledad. Partiendo de la iglesia de San Antolín, recorre el centro clásico de la ciudad, destacando obras de Salzillo, Roque López y Sánchez Tapia, adornadas con alguna talla anónima de imponente belleza y calidad.
Dos hermandades protagonizan el Martes Santo. Dos procesiones y un encuentro. Cortas pero intensas, la Cofradía de la Salud y la Cofradía del Rescate, inician desde la iglesia de San Juan de Dios y la de San Juan Bautista respectivamente, su camino doloroso con sus colores morado y blanco, verde y blanco, blanco y rojo, con sus figuras dolientes salidas de manos anónimas y del omnipresente Salzillo.
Los Coloraos
Ya llegó el Miércoles Santo. Ya llegó el día de los coloraos. Miles de murcianos y forasteros aguardan en sus calles desde primeras horas de la tarde, para poder ver a la Cofradía del Santísimo Cristo de la Sangre, la más antigua de la ciudad y posiblemente de España, ya que data de 1411. Diez pasos y once hermandades –una de ellas constituida exclusivamente por niños y niñas de hasta 14 años-, presididos por el Santísimo Cristo de la Sangre de Nicolás de Bussy y escoltado por imaginerías de Roque López como La Samaritana y La Dolorosa, inundan de color la ciudad entre emociones contenidas y caras satisfechas de ver que otro año –y van unos cuantos-, se cumple la tradición que va de abuelos a nietos, y que marca de forma indeleble el carácter de esta celebración. Por su numerosa participación –tanto en protagonistas como en público asistente- es la más popular de Murcia.
De la del Silencio a la del Demonio, pasando por los Salzillos
Impresiona al forastero el respeto y recogimiento de la procesión del Jueves Santo en la capital del Segura. Allá por las diez de la noche, los repiques de tambores sordos, que retumbando en las paredes y en el corazón de las gentes, marcan la partida del paseo anual del Santísimo Cristo del Refugio, talla anónima del siglo XVII, que escoltado por penitentes vestidos de negro y morado, manolas y personas de toda condición, disfruta de cánticos a El destinados, envuelto en la oscuridad de la noche y en el silencio que acompaña su marcha. Miles de fieles se agolpan en su camino, y aquellos que no lo son, se convierten al ver pasar un desfile que destila esperanza, paz y dolor a partes iguales.
El Viernes Santo, y a partir de la sexta hora solar, la Cofradía de Jesús, con sus túnicas moradas, exhibe a los ojos incrédulos la obra magna de la imaginería española. Exhibe lo mejor de Salzillo. El Prendimiento con el famoso brazo de San Pedro, La Ultima Cena, La Oración en el huerto, La Dolorosa envuelta en la leyenda de su realización, en la que se dice que el gran Francisco le comunicó a su esposa que el hijo de ambos había muerto, para reflejar su gesto de dolor en la escultura, el San Juan considerada la obra cumbre del artista, La caída, Los azotes, La Verónica, junto con el anónimo del 1600, Nuestro Padre Jesús Nazareno, hacen de esta primaveral mañana un museo andante, al que se puede acceder gratis para contemplar las últimas horas de Cristo entre el ser humano.
Sin recuperarse aún del derrocha de arte mañanero, el viernes agenda tres procesiones más, las correspondientes a las Cofradías del Sepulcro, del Santísimo Cristo de la Misericordia y de María santísima de las Misericordias. Menores en comparación con la tempranera, portan interesantes figuras –como no- de Salzillo, de Domingo Beltrán y de Luisa Roldán.
Se va acabando la fiesta y el cuerpo pide descanso. El Sábado Santo algo se reposa. La Cofradía del Yacente, con sus túnicas blancas y con el porte serio de sus penitentes, carga con dos pasos, entre ellos el Santísimo Cristo Yacente, obra del 1570, atribuida a Diego de Ayala.
Se termina la semana de diez días. Ya se escuchan numerosas bandas por la ciudad. El Domingo de Resurrección ha llegado, y con él la conocida como procesión del Demonio. Llámase así por aparecer un personaje simulando a Satán, encadenado por dos ángeles del cielo. Larga, larguísima es, con once pasos, y sus penitentes y nazarenos desfilando con la cara descubierta, sin caperuza, y con una alegría acorde con el día festivo. Es la parada preferida por los niños.
Una buena excusa para visitar Murcia, es su Semana Santa. Diez días de actividad febril por las calles. Diez días para disfrutar de nada más y nada menos que 16 procesiones. Diez días de dolor físico de los estantes, que llevan a hombros los tronos e imágenes. Diez días de fiesta y recogimiento. Diez días para apreciar la gastronomía de la zona. Diez días para sentir, oler y admirar. Diez días para vivir.
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