Hoy, 28 de junio de 2012 por la mañana, a la salida del sol,
como los duelos decimonónicos, hemos sido testigos de un latrocinio amparado
por la caduca ley española. Hoy, 28 de junio de 2012, ha habido otro desahucio,
en este caso en Oviedo. No es noticia, ya que es práctica habitual de la
corrupta justicia española darle la razón de forma automática a las tan
gravosas y onerosas entidades financieras, pero lo que sí es noticia es el
operativo digno de película de Sam Peckinpah, célebre por sus escenas de
violencia.
Créditos: Nacho Orejas (LNE) |
Sabido es que en España no hay hipotecas al uso. De ahí la
imposibilidad de la dación en pago. Aquí
se le da el crédito a la persona con la garantía del bien, pero lo que más
importa es la solvencia del individuo. Lo que ocurre es que encima de perder la
propiedad, el deudor sigue debiendo una cantidad importante a la entidad
financiera.
Pero vamos a lo ocurrido. Me llama la atención la dureza de
las fuerzas de seguridad del Estado –entre minúsculas, lo de las fuerzas de
seguridad, no merecen otra cosa-, que parecían más los camisas pardas –las S.A. nazis-en la Noche de los Cristales Rotos
en la tristemente famosa Alemania de Adolf Hitler.
¿Para cuándo un operativo tan importante y violento en los
focos de la corrupción? ¿Cuándo van a desahuciar a los facinerosos banqueros?
¿Y a los políticos podridos? Sería sano ver redadas en diputaciones, oficinas
centrales de entidades financieras y de créditos, y por qué no, en el Senado,
Congreso de los Diputados, Tribunal Supremo y diversos juzgados de España. Sería
un ejercicio de higiene democrática y también mental. Mientras esto no ocurra
no saldremos de la crisis, ni de la situación de podredumbre que tiene nuestro
país, ya que los que nos metieron en este cuello de botella, son los mismos que
quieren sacarnos del mismo. ¡Ja!
Créditos: Nacho Orejas (LNE) |
Al antiguo dueño del piso de la calle Augusto Junquera de
Oviedo, lo llevan detenido y esposado. A los “gurtel” se les lleva en coches de
lujo. A otros les “prescibe” el delito. Otros entran y salen de sus mansiones
de 600 metros cuadrados, o viven tranquilos “allende los mares”. La cúpula de
la justicia vive “semanas caribeñas” en “modestos hoteles” de Marbella, o
viajan en clase preferente a dar “clases” a Usuhaia.
Los ciudadanos nos comemos los marrones de una clase
dirigente que olvida en el momento que está en la poltrona del poder quien es
el verdadero soberano. Una clase dirigente que vive sobando al poderoso señor
del dinero.
Estoy asqueado y triste. Indignado y enfadado. Pero es lo
mismo, sólo soy un pobre ciudadano de a pie, al que le ponen –como a la mayoría-
la bota encima del cuello.
¡Pobre Amanda, en que país ha nacido!
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