La costa asturiana tiene 16
brillantes faros que iluminan los acantilados y playas del Principado. Hablaré
de 4, que por sus magníficas vistas e historia, merecen ser descubiertos y
disfrutados.
Asturias tiene la zona mejor preservada del litoral español,
y en su costa se encuentran unos faros únicos, vestigio de una civilización,
que a la postre sirven de balcones privilegiados sobre el océano. De ahí que
trasciendan más allá de su mera funcionalidad como señales luminosas. Cualquier
marino de cabotaje –los accidentes mortales de los últimos meses lo
corroboran-, sabe que surca un fatídico sector de cornisa cantábrica en el que
las luces no se han visto sustituidas por los GPS.
Acercarse a estas torres, mayormente emplazadas sobre
acantilados verdes y de morfología rectilínea, garantiza empaparse de
asturianidad hasta los tuétanos. Suman 16 edificios en total, más expuestos y
aparatosos los del sector occidental, por aquello de encarar frontalmente las borrascas.
EL FARO DEL CABO PEÑAS (GOZON)
El faro del Cabo de
Peñas es el alfa y omega de las señales marítimas astures. Si no, ahí está
la proa rocosa de La Gaviera, punta
del Principado que imaginariamente delimita el Oriente y el Occidente.
Dirigirse a su vértice es hacerlo al segundo punto más al norte de toda España –tras
Estaca de Bares en A Coruña– y al segundo lugar más visitado de Asturias, detrás
de Covadonga.
Su impresionante aparato óptico, de primer orden, la altura
a la que rayan los cantiles –un centenar de metros- la imponente rasa costera,
de un verde acharolado, hacen de este enclave un paraje óptimo para pasar la
tarde. La escenografía de un calamar gigante intentando zafarse de su principal
depredador, el cachalote, antecede al Centro
de Interpretación del Medio Marino del Cabo de Peñas, que alberga en las
antiguas viviendas fareras una exposición sobre ecosistemas marinos. En el
espacio reservado a los faros sobresale la maravillosa foto en sepia que
retrata la linterna del primitivo faro de 1852. Nada impone más que el paseo
por el borde del escarpe frente a la Isla
de la Erbosa, centro de anidación del paíño
(ave pelágica, con un tamaño menor al gorrión).
Luego esperaremos el momento del encendido de la gigantesca
óptica de 980 mm enclavada dentro de la mayor linterna farera de España. Su luz
es tan potente que pasa por encima del horizonte geográfico, viéndose desde el
mar incluso antes de distinguirse la propia torre.
FARO DE SAN JUAN DE NIEVA O FARO DE AVILES (GOZON)
Impacta esta punta que marca la entrada a la ría avilesina. Faro de Avilés dice el rótulo inscrito
en 1863, si bien habría que denominarlo en puridad Faro de San Juan de Nieva, toda vez que se halla en el extremo occidental
del concejo (municipio) de Gozón. A este faro y a su hermano, el de Peñas, los enhebra un tramo de la senda
costera de 18 kilómetros de longitud. Para acceder al faro es preciso bordear
la ría contemplando las sinuosas formas que Oscar Niemeyer diseñó para el Centro Internacional de Arte de Avilés, su
única obra en España. Luego pasamos cerca del Observatorio Ornitológico de Llodero , al decir de los biólogos,
uno de los más indicados en la costa cantábrica para atisbar aves limícolas.
Ya junto al faro conviene reparar en la atractiva torre
tronco-piramidal que presenta recubrimiento de azulejos de gresite, de los
usados en cuartos de baño y piscinas de obra, muy resistente a la erosión. Eso
sí, con una pátina ocre producto de décadas de contaminación industrial
generadas por Ensidesa, actual Arcelor Mittal.
Tras la empalizada se observa un ancla a modo de escultura,
como haciendo un guiño al Museo de Anclas
que se discierne a lo lejos, en la playa de Salinas
(Castrillón). Sorprende, al buscar la sirena, cómo la cala de Covallonga saja el acantilado obligándonos
a rodearla. A un par de kilómetros queda la Playa
de Xagó, paraíso natural de dunas y surfistas.
FARO DE CABO VIDIO (CUDILLERO)
He aquí un cabo que desata como pocos la adrenalina bajo los
temporales. No apto para pusilánimes, el faro de 1950 fue erigido en un intento
por paliar los naufragios que se cobraban la vida de numerosos navegantes. A
distancia, el impacto del Cabo Vidio
es persistentemente directo,
adentrándose en el mar sin ambages. Tan expuesta
es su ubicación, que el último farero que lo habitó acudía a la vivienda con el
coche cargado con bombonas de butano para evitar los embates de los huracanes. Se comprende ahora la vida sacrificada que arrastraban los
cuidadores de las señales marítimas. Mejor dejar el coche en las últimas casas
de Oviñana y aproximarse a pie
disfrutando con los miradores a 90 metros de altitud con bancos orientados al Paisaje Protegido de la Costa Occidental.
Al edificio farero le resta encanto el antiestético añadido de los años sesenta
del siglo pasado, pero ¿a quién le importa si nos deposita frente al Islote Chouzano castigado por el mar
embravecido?
FARO DE CABO BUSTO (VALDES)
Al Cabo Busto,
pese a su impactante belleza agreste, hay que acuñarle el marchamo de ignoto.
El que haya resistido milagrosamente el azote de la especulación no le exime de
ser uno de los grandes olvidados de la costa cantábrica. Un estrechamiento en las calles del pueblo de Busto nos deposita en el faro de tejado
de pizarra, denotando la zona geológica asturiana donde nos encontramos. La
torre es de sección cuadrada y funcional. Como característica, en la fachada
marina luce rotulada la palabra Busto.
Presenciar el amanecer habrá que añadirlo a la reserva de imágenes indelebles.
La senda costera pasa por el Cabo Busto,
tanto hacia la Playa de Cueva,
salpicada de preciosos miradores. Cerca del faro se halla un curioso observatorio
ornitológico frente a un escueto humedal. El paisaje consigue que amemos la
costa asturiana en general y valdesana en particular.
Espero que este recorrido por los faros más emblemáticos de la costa de Asturias, sea de su agrado y le haga visitar el verdadero Paraíso Natural de España.
Créditos foto Faro de Avilés: Francisco Molina
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