Hace unos meses, el FMI lanzó un globo sonda en forma de
documento, en el cual “analizaba” que el problema de los Estados occidentales,
era su “clase pasiva”. Los jubilados. En su palabrería llena de engolamientos y
falsos axiomas, decía claramente que “la edad de los jubilados es el problema
de las cuentas públicas”. Nuestro des-gobierno –lo defino así, porque
¿gobiernan?-, no tardó nada en tomar la palabra al organismo dirigido por la
pijo-francesa Lagarde, y se puso manos a la obra.
La indecisión en aplicar el coste de la vida a las pensiones
–sí, aquellos ingresos que tienen aquellos “desgraciados” que se han pasado su
vida trabajando y que han construido lo que teníamos hasta ahora, con su
esfuerzo y dedicación-, junto con la criminalización en los Presupuestos
Generales del 2013 –es llamativa, y la persistencia en informar que gran parte
de las cuentas públicas van destinadas a esta partida-, en la idea de
ajustarlas a la esperanza de vida, nos llevan a concluir que el mejor jubilado,
es el jubilado muerto. Así de crudo.
Siguiendo la Escuela de Chicago de Milton –ojala fuera el
creador del mundo Private, adalid del porno- Fridman, bien implementado por sus
discípulos chilenos –Büchi, Piñera, Lavín y compañía-, las clases pasivas son una
carga para el Estado, porque no producen, no cotizan y encima van más al médico.
En una economía con un 25% de desempleo, los pensionistas
son el sustento de muchas familias, y eso, en el pensamiento neo-liberal, es
inaceptable. Mucho me temo, que, una vez pasadas las elecciones de Galicia y
Euskadi, Rajoy pegue un recorte importante a las jubilaciones con su eterna
cantinela: “yo no quería pero es necesario”.
¿Alguien se acuerda hoy de las burradas que se hicieron años
ha con las prejubilaciones de Telefónica, Banca y otros organismos? Los
gobernantes no, porque ellos “ayudan” a esos lobbys tan poderosos. Como ejemplo
las ayudas a la banca privada y a los especuladores. La receta que nos están
metiendo por todos los lados, no es la única y no es imprescindible seguirla.
¡Señores, la receta de la austeridad no funciona para los
ciudadanos! ¡Señores políticos, comedores, mangantes e hijos de mala madre,
piensen un poco en los ciudadanos y no en los poderosos!
Cada día tengo más claro que para Roajoy, Guindos, Montoro,
Soraya, Cospedal y compañía, el mejor jubilado, es el jubilado muerto. ¡Ojala
coman ustedes mierda!
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