lunes, 8 de octubre de 2012

El Valle de La Tercia, Reserva de la Biosfera



Enclavado en pleno Alto Bernesga Reserva de la Biosfera, el Valle de La Tercia es pura belleza natural. Situado en la provincia de León y a una hora en coche de Oviedo, sus verdes campos, encajonados por hermosas montañas, dan cobijo a ríos, riachuelos y arroyos de frías y transparentes aguas.
Varias aldeas, salpicadas en distintas alturas y no muy lejanas entre sí, componen esta comarca, cuya cabeza de municipio es Villamanín.
Pico Fontún
Con un clima continental extremo, de frío glacial en invierno y calor seco en verano, es un lugar ideal para pasar una temporada de descanso y relax, para desconectar de la vorágine urbana, acercando al ser humano al medio rural origen de la sociedad.
La ganadería, sobre todo la bovina, y la cosecha de forraje, son las principales actividades económicas de la zona, no existiendo ninguna actividad febril e industrial, que hace de este paraje, un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza. Ver las vacas pastando en sus prados, con esa mirada pasmada y tranquila, rumiando constantemente al son de algún cencerro, llama la atención del citadino urbano. Poder beber directamente de un manantial de aguas cristalinas, asombra al desacostumbrado habitante de la ciudad.
Destaca el desarrollo de actividades culturales, con exposiciones pictóricas, conciertos, conferencias y encuentros, promovidos y fomentados principalmente por el ayuntamiento y por la Asociación Lacerta, punta de lanza en la defensa de la comarca.
Estación del tren
La forma más habitual y práctica de llegar a este paraíso es por carretera, en el vehículo propio. Villamanín, se encuentra en plena N-630, equidistante en 70 kilómetros aproximadamente de Oviedo y León, donde una encrucijada de caminos, uno al oeste (Ventosilla, Rodiezmo, San Martín, Poladura, Viadangos, Casares, Cubillas), y otro al este (Golpejar, Fontún, Barrio de La Tercia, Cármenes), adentran al viajero al disfrute de los encantos de la zona.
Las compañías ALSA y RENFE, mantienen enlaces diarios con la capital de La Tercia.
Al tratarse de una zona de montaña, muy cuidada y agreste, no hay grandes hoteles al uso, con spa y otras zarandajas. Lo común, son albergues de montañas, casas rurales y hostales con encanto, todos ellos construidos en sólidos edificios de piedra.
La Corolla
Muy cercana se encuentra la estación invernal de Valgrande Pajares, que hará las delicias de los aficionados al esquí, con pronunciadas pendientes, adecuados remontes, monitores expertos y nieve de calidad, junto con bares y mesones donde tomar calientes caldos reconfortantes.
El senderismo es el rey en La Tercia. Parajes suaves, otros escarpados, rutas ribereñas, hacen que el paseante se sienta en la gloria, en cualquier estación del año. Habitual es, sobre todo en los meses estivales, encontrarse grupos de todas las edades por cualquier parte, disfrutando de esta actividad saludable. También es factible la práctica de la escalada, existiendo varias rutas perfectamente habilitadas y seguras.
Riachuelo
Los deportes náuticos tienen cabida en el valle. El embalse de Casares, permite la práctica del piragüismo, la vela ligera y el windsurf, en un entorno especial, bajo la atenta mirada de numerosos rebaños de ovejas y vacas.
Es recomendable, sobre todo para el profano y desconocedor, asesorarse por especialistas, como El Cantón de Arbás en Cubillas, que organizan la agenda de aquellos, para que su estancia sea inolvidable
Uno de los aspectos más destacados de La Tercia, es su gastronomía. Conocida como argollana, o de Los Argüellos, destaca por su carácter recio y calórico, de montaña. La cecina de chivo o de castrón (apreciada ya por los romanos), la cecina de vaca, la caldereta de cordero, los embutidos como el chorizo, la morcilla, el jamón curado y los chuletones de reses de la comarca, además de huevos de gallinas auténticas de corral, son las joyas que harán chuparse los dedos. Sorprende, por ser de interior, la preparación de pulpo a feira, de Ezequiel, un templo culinario.
Las Tres Marías
Merece la pena acercarse a La Tercia, aunque solamente sea por sus platos, abundantes y sabrosos. Inolvidables.
 Las Tres Marías, el Picu el fraile o Fontún, Peñalaza, La Corolla, Brañacaballo, el túnel de La Perruca (para aquellos que vayan en tren desde Asturias) y la Colegiata de Arbas del Puerto (construcción del siglo XII, joya del románico español), son nombres que quedarán grabados en la memoria, para volver cuando se pueda, y cuando se necesite estar en contacto con la naturaleza, y para los creyentes, con Dios.


Atardecer en La Tercia

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