¡Uf que apresurado llego! Después de un largo viaje por el sur del mundo, llego a mi tierra y temo llegar tarde.
Por fin se han acabado el rosario de promesas, las fotos en los mercados, las visitas a las fábricas, los besos a los infantes. Por fin se ha acabado la campaña electoral.
¡No se si estaré a tiempo! ¿Hay cola? Por ahora no veo movilizaciones. Debe de ser que la gente está aún durmiendo. Deben de estar soñando con lo que ha pasado ayer. Pero yo a lo mío.
He hablado con amigos para que lo hagan también. ¿Vendrán? Si no lo hacen es que son tontos. Ya llegó la hora. Es nuestra oportunidad.
Menos mal, no hay mucha gente esperando. Por fin mi turno. Sonriente me espera una señorita muy bien vestida con foulard al cuello y mechas rubias en su media melena. Tiene su atractiva la chica.
Ansioso me vuelco en explicaciones y halagos. Hete aquí, que la fémina sin dejar de sonreír se levanta de su silla, se acerca a una estantería y me ofrece lo que le iba a pedir. ¡Victoria! ¡Aleluya! Solo me falta el perro, porque ya tengo la longaniza. Mi longaniza. A partir de hoy día 23 de mayo de 2011, en España todos los perros se van a atar con longanizas. Es lo que hay. Se acabaron los problemas y se acabaron las miserias. A partir de hoy todo irá bien. No habrá pobres a las puertas de las iglesias. Los empresarios van a ir puerta por puerta ofreciendo trabajo a todo aquel que lo quiera. ¡Hurra! Volvemos a ser la cabeza de Europa, y podremos presumir de atar a nuestros perros con las mejores longanizas del mundo.
¡Dense prisa, vayan a buscar su longaniza, no vaya a ser que se agoten!
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